En nuestra visita fugaz por Siem Reap, pudimos sorprendernos por lo poliglotas de los asechadores ambulantes de artesanias. No solo tienen la capacidad de distinguirte a la distancia, sino tambien de cambiar el chip idiomatico al instante, con una pronunciacion mas que aceptable. No parecen (ni son) nada tontos; saben hasta donde seguirte, e identifican con rapidez al turista mas rentable, para intercambiar el objetivo (y el idioma) con facilidad. Eso si, todo tiene valor dolar. Queda en ellos doblar la oferta o agregarte al combo unas 10 postales. Decis que NO! y tienen otro producto para mostrarte. Decis "Ya lo tengo" y seguro sacan otro diseño. Ahora si decis "OK!" preparate...detras de ese insignificante mocoso apareceran veinte negociantes mas...con un millar de artesanias para ofrecerte.
Ademas de estas experiencias, que divierten, estresan y enseñan, hemos visitado el Angkor Wat. Nos hemos quedado maravillado no por el principal protagonista, sino por otros actores secundarios como el Bayon.
Los dejo con las fotos que aclimatan las emociones.
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